El 21 de julio del 2004 se institucionalizó el Día Mundial del Perro, honrando así una amistad milenaria. No se sabe quién lo promovió, pero lo que sí se sabe es que el objetivo no sólo fue celebrar al mejor amigo peludo de nuestra infancia, sino más importante aún, concienciar sobre la triste condición en la que viven miles de caninos alrededor del mundo.
Perros abandonados, hambrientos, enfermos, atropellados y muertos, es lo que observamos todos los días en las calles de las ciudades y carreteras de nuestros países, así como otros tantos que esperan años a ser adoptados de albergues que en algunas ocasiones son mal manejados y frecuentemente carecen de recursos suficientes para brindarles los cuidados básicos.
De acuerdo al reportaje de Europapress.es, a julio del 2020 existían en el mundo 800 millones de perros, de los cuales, el 70 por ciento (560 millones) estaban en condición de calle (abandonados y sin hogar).
Así mismo, conforme al Estudio de Abandono y Adopción 2022 de la Fundación Affinity, las sociedades protectoras de España, un país con normativas avanzadas con respecto al bienestar animal, en el año 2021 recogieron de las calles 285 mil animales (perros y gatos).
Con respecto a los perros recogidos se determinó que el 52 por ciento fueron adoptados, mientras que el 19 lograron ser devueltos a sus hogares. Por otro lado, el 23 por ciento permaneció en refugios o casas de acogida, el 3 por ciento fallecieron y, otro 3 por ciento fueron cedidos, eutanasiados o tuvieron otros destinos.
De acuerdo al mismo estudio se estableció entre las principales causas de abandono las camadas no deseadas con el 21 por ciento; los problemas con el comportamiento de sus animales con el 13; la pérdida de interés en sus mascotas con el 12; y el cambio de domicilio y los factores económicos, ambos con el 7 por ciento cada uno, fueron otras de las causas de abandono.
En conclusión podemos decir que la esterilización temprana, el análisis adecuado del tipo de animal que se puede manejar, su correcta identificación así como la determinación correcta de tiempo y dinero que se va a invertir en un animal de compañía, nos ayudarían a reducir los índices de abandono actuales.
Por otro lado el rescate de un animal callejero consiste en comprometerse con su cuidado y vigilancia y no pasar la responsabilidad a otros, como es el caso de los albergues.
Nuestro querido amigo “Lu” ejemplifica un verdadero rescate. Él es un perro mestizo de mediana edad, oriundo de los páramos de Sigchos, que fue atropellado, no sabemos cuando, y se acostumbro a caminar con su pierna izquierda fracturada y a pesar de esta dificultad, era el guía de muchas personas que visitaban el sector en su camino al Quilotoa, en especial de los extranjeros que se enamoran de nuestra tierra, y fue así como una pareja de norteamericanos, dejaron que Lu entre en sus corazones.
Ellos decidieron buscar ayuda profesional para determinar que se podía hacer para aliviar su pierna fracturada. Al no disponer de mas tiempo dejaron a Lu al cuidado de personas que vigilan su recuperación en el país, pero su intención no fue abandonarlo, ya que Ashley y James han venido costeando los tratamientos de recuperación de Lu, así como los trámites de su viaje a EEUU para que pueda vivir con ellos. La historia es larga y hasta el momento apunta a un reencuentro feliz entre Ashley, James, Lu y su nueva hermana.
Esperamos que este 21 de julio sea motivo para revisar nuestro proceder como seres humanos y comprometernos con nuestros peludos, a brindarles todos los cuidados que necesitan para tener una vida digna.
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